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Comienza la fase 2 de la gestión de Javier Milei

«Hay muchas cosas iguales en Milei”. El que habla es Rafael Bielsa, ex canciller de Néstor Kirchner y jefe directo del libertario en la Corporación América de Eduardo Eurnekian durante casi una década, época en la que tuvieron bastante relación. “Es igual en cómo pensaba, en lo que quería con la economía, es el mismo en quiénes eran sus ídolos, pero había aspectos de sus sentimientos que yo no conocía: el Javier que conocí no era rencoroso, no era vengativo, no era mezquino, era más bien lo contrario a todo eso. Entonces yo naturalmente tengo que preguntarme: ¿qué paso?”.
Bielsa puso en palabras, en una entrevista con el periodista Daniel Tognetti para Canal Red, algo que el pequeño círculo de amistades que tuvo en su momento el economista, un grupo de menos de cinco personas que siempre prefirió el perfil bajo, viene diciendo desde hace tiempo, aunque siempre con el grabador apagado. “Este no es más el Javier que era mi amigo”, sostuvieron varios de ellos, algo que venían marcando desde que el hombre se convirtió en diputado. Según las personas que más lo conocieron, gente que tuvo acceso a la intimidad de él como nadie, así llega el Presidente a su primer año en el cargo: transformado, y no para bien.
Milei mismo nota un cambio en él, aunque sotiene que está motivado por lo bien que le está yendo al Gobierno que comanda. “Estoy cada vez mejor”, dijo en un reportaje a un canal oficialista de streaming, algo que traducido se podría entender como que está envalentonado.
Así comienza la segunda temporada de la administración libertaria. Con un mandatario más radicalizado, y un Gobierno que lo sigue.
Laberinto. Esa idea venía instalada en la cabeza de Santiago Caputo incluso antes de que comenzara el repunte en la imagen presidencial, momento que la mayoría de los encuestadores situaron a mediados o fines de octubre. Pero hubo una cronología de hechos que ya apuntaban a una aceleración de la administración: la sucesión de dos actos. El primero fue de Milei, en los últimos días de septiembre en el Parque Lezama, y el otro fue a mediados de noviembre en San Miguel, en el lanzamiento de la agrupación “Las fuerzas del cielo”. Ambos dejaron varias polémicas. El Presidente habló de bajar la edad de imputabilidad, criticó a los “traidores” dentro de su espacio -días después de la expulsión de la canciller Diana Mondino-, empujó la idea de Cristina Kirchner presa y arengó a la multitud a insultar a todo el periodismo. En el evento que comandó Daniel “El Gordo Dan” Parisini no sólo se repitieron muchas de estas frases sino que además se jugó con una estética fascistoide.
“El primero era para afianzar el núcleo duro alrededor de Javier. El segundo fue para hacer lo mismo pero en otras figuras, muchos van a ser candidatos el año que viene”, dice un hombre que entra y sale con frecuencia en la Casa Rosada. Hay algo más que asomaba en los dos encuentros, que durante la cadena nacional que hizo Milei para celebrar su primer año en el Gobierno -donde volvió con la idea de cerrar el Banco Central y la de pagar impuestos en dólares- se afianzó aún más. Es la idea de pisar el acelerador, no sólo en el terreno de la política y la economía sino también en lo simbólico. Es lo que el oficialismo llama “la batalla cultural”, la pulseada por instaurar una “nueva hegemonía”, en términos del filósofo Antonio Gramsci.
Futuro. Milei cree ser un elegido por Dios. Como viene contando NOTICIAS, que el mandatario crea tener un vínculo con una entidad sobrenatural no sólo no es un tema de su vida privada sino que afecta y condiciona al rumbo de su Gobierno. Una particularidad que comparten todos los líderes mesiánicos es que intentan no sólo hacerse con el poder sino luego transformar radicalmente el lugar que gobiernan. Milei apunta también en ese sentido.
El mesianismo en expansión empezó a notarse en el Gobierno de distintas maneras. Una es que ya en público empezaron a hablar de los “siete años de Milei”, tema con el que juega el propio mandatario. Otro es en lo estético: la simbología romana, que Caputo suele usar también desde sus redes sociales, con la que muestran a un Milei emperador. ¿Será sólo un consumo irónico para las pantallas? De cualquier manera, hay un tema bien serio dando vueltas. En el Gobierno analizan cada vez con más ganas una reforma constitucional, y hasta parecieron recibir, en ese sentido, un guiño de la oposición. “Sinceramente creo que el país se debe una verdadera reforma constitucional”, dijo Cristina Kirchner en el podcast “Generación 94” del periodista de este medio, Rodis Recalt. ¿Irá por este camino el oficialismo luego de las elecciones de medio término, momento en el cual tendrán más votos en ambas Cámaras?
Pero, como viene diciendo el libertario, la batalla del año entrante no será por la política sino “por las ideas”. Y ahí es donde el Gobierno empieza a introducir temas en la agenda que solían estar muy alejados de la vida pública argentina. Uno es el mundo de las armas, como contó este medio en su última edición, donde revelaba el entramado de relato y negocios detrás del show que hacen Caputo y otros popes libertarios cuando se muestran disparando en campos de tiro. En los últimos días el asunto volvió a escalar. El ministerio de Seguridad cambió por decreto la edad mínima para ser legítimo usuario de armas (pasó de 21 a 18 años, lo que lógicamente amplió bastante el mercado), además de otro DNU en el que habilitaron la disciplina “Long Rage”, torneos competitivos de armas largas de estilo francotirador. “Celebramos que los ciudadanos de bien puedan acceder a las armas”, dijo Patricia Bullrich cuando se comunicó la primera noticia. ¿Será este otro tema de la campaña electoral por venir?
El acelere del Gobierno también se nota en la agresividad que maneja el Presidente, que en los últimos tiempos volvió a cargar varias veces contra esta editorial. Una novedad que se dio desde la victoria de Donald Trump fue que el libertario por primera vez empezó a asumirse “de derecha”, algo que hizo por primera vez en el evento de la CPAC en Buenos Aires en el arranque de diciembre. Hasta entonces, siempre se había reivindicado como “liberal libertario” o “anarcocapitalista”.
Junto a esa definición, estratégica en su mapa de contactos a nivel internacional, Milei profundizó una narrativa que ya tenía presente pero que ahora alcanzó otro nivel. “La única forma de combatir al mal organizado es con el bien organizado. No hay que ceder frente al mal, hay que combatirlo con más fuerza. No puede haber consenso entre el bien y el mal”, dijo Milei en aquel discurso. Y también agregó algo más: “Tenemos que estar dispuestos a dar la vida por la causa”.
Queda por ver cómo convivirán dentro del Gobierno en esta nueva fase. Todos se están adaptando: Caputo empezó a mostrar más la cara- Milei subió una foto con él el día de la cadena nacional, y también fue al streaming oficialista “La Misa” en dos oportunidades- y Karina hasta se animó a hablar en público. En breve, ambos deberán darle cauce a la pulseada silenciosa que mantienen alrededor del armado de las listas electorales y que escaló desde que cada uno estrenó su propia juventud libertaria: “Las fuerzas del cielo”, del primero, y la “Juventud libertaria oficial” de la segunda. ¿Llegará la sangre al río? En el oficialismo todos lo descartan, pero los hermanos Milei tienen un largo historial de expulsar a su gente más cercana. Además, con una administración radicalizada, la línea entre los mejores amigos y los grandes traidores va a ser cada vez más fina. Es la nueva fase de un Gobierno recargado.

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