Aún desde la clandestinidad, cuando la Policía marcaba los lugares a los que iba a buscar Wi-Fi, Ezequiel Isaías «Isapoki» Caballero (23) seguía inflando el esquema ponzi que había inventado. Llevaba 24 días prófugo y lo perseguía tanto la Justicia como sus deudores. Lo buscaban en todos lados, pero lo encontraban fácil en Instagram: cada día posteaba decenas de stories en las que prometía duplicar en minutos cualquier dinero que le den. «El Lobo de Berazategui», como lo apodaron, decía que era trader pero jamás había realizado una operación. Así y todo, logró tomar al menos 12 millones de pesos. La rueda se cortó este lunes por la tarde, cuando terminó cayendo de una manera insólita.
Agentes de la división Delitos Complejos de la Policía Bonaerense detuvieron a Isaías en una casa de Ezpeleta junto a otro socio. «Isapoki» tenía el pelo teñido de gris y venía cambiando sistemáticamente de casa para evitar ser capturado. El fiscal Ariel Rivas, de la DDI de Quilmes, lo acusa de estafas reiteradas.
La historia de «Isapoki» fue rápida, millonaria y corta. En agosto de este año comenzó a promocionarse como trader en sus redes sociales, o con sus amigos. Pedía dinero y prometía poder duplicarlo en minutos. «Millos o nada», era su lema.
Si bien no daba muchos indicios sobre su operatoria, afirmaba que el dinero lo invertía en algunas «plataformas» que le generaban la posibilidad de recuperar el capital. Pero, a pesar de lo que decía en redes, no tenía conocimientos de trading. No mentía sobre qué hacía después con ese dinero, simplemente ni lo mencionaba.
Con esa excusa, comenzó a captar dinero de conocidos y amigos de la zona de Berazategui, Ranelagh, Quilmes o Florencio Varela. Lo ayudaron algunos influencers locales que le promocionaban su cuenta de Instagram.
Una damnificada contó a Clarín que llegó a partir de un posteo de Ailén Díaz, ex pareja del músico «El Noba». Otros lo hicieron por medio de un conocido trapero del lugar. Todos recomendaban darle su dinero a Isaías.
Así, el dinero empezó a ir y venir. Porque en los comienzos Isaías logró duplicarle el capital a los que primero entraron. Compartía fotos de supuestos inversores que habían podido comprarse electrodomésticos, hacer arreglos o salvar alguna deuda gracias a él. Incluso Isaías levantó el perfil. Se mudó de Ezpeleta a una casa en el barrio privado Barrancas de Iraola, en Berazategui.
Pero la rueda empezó a flaquear en octubre, cuando el ritmo de pago se cayó y los últimos ahorristas comenzaron a pedir el capital duplicado. Si bien lo perseguían en redes, Isaías siempre escapaba. Tenía todavía una banca grande de gente que había recibido su inversión.
Ante la falta de respuesta, el domingo 17 de noviembre un grupo de damnificados fue a la puerta del country a hacer un escrache y pedir que les devuelvan la plata. Los acompañaron cámaras de televisión y el caso comenzó a crecer.
A partir de esa denuncia, la historia de Isaías pega un volantazo. Es que el joven fue expulsado del country por los propios vecinos, que ya se la tenían jurada por las fiestas hasta cualquier hora y los ruidos. Según contó el propio «Lobo» en Instagram se fue con un bolsito en la mano y debió dejar sus pertenencias. Al día siguiente comenzó a investigarlo la fiscalía N°1 de Quilmes, especializada en delitos de extorsión, defraudación y estafas, a cargo de Ariel Rivas.
Isaías se mostró elusivo respecto a colaborar con la Justicia, a pesar que en redes publicaba videos en donde se lo veía angustiado y juraba que estaba a derecho. Decepcionado, se enojaba con aquellos a quienes «había ayudado tantas veces» y ahora le pagaban con ingratitud.
Por ese motivo, el pasado 23 de noviembre Rivas ordenó su captura, la de su hermano Sebastián Caballero (25) y de otra chica, Bianca Barrios. Los dos Caballero se escaparon de la Justicia, mientras que Barrios fue detenida en un allanamiento.
Ya prófugo, Isaías siguió posteando en Instagram donde lanzó un nuevo esquema ponzi: pedía que le den dinero con la promesa de duplicarlo. Con ese capital, la ganancia que supuestamente le quedaba a él como intermediario la iba a utilizar para comenzar a pagar las deudas que tenía. Pero pedía que levanten las denuncias.
También pretendía que le den una mano y se sumen amigos que le puedan prestar billeteras virtuales en las cuales recibir el dinero, ya que la suya estaba congelada. Según precisaron fuentes judiciales a Clarín, «El Lobo» tenía alrededor de 60 cuentas a disposición, con las cuales movía dinero. Al momento le encontraron unos 12 millones de pesos en transacciones, pero el monto creen que será mucho mayor.
El volumen de información de los movimientos de dinero es enorme, pero hay algo que llamó la atención a los investigadores: no hay una sola prueba de una inversión legítima. «De todas las transferencias, ninguna fue a compra de acciones, cauciones, títulos, Fondos de Inversión, ningún instrumento financiero. Es absurdo», grafica una fuente judicial. La principal hipótesis por estas horas es un ponzi, es decir, un movimiento de dinero de un inversor al otro simulando ganancias.
Con Isaías prófugo comenzó una cacería virtual. Es que el caso estuvo impulsado por una serie de cuentas de Instagram que nucleaba los reclamos de los damnificados y los ayudaban a denunciar, mientras escrachaban a quienes prestaban sus billeteras para que se siga moviendo el dinero.
Incluso algunos ahorristas comentaron que recibieron amenazas por parte de gente cercana a Isaías, muchos de los cuales habían ganado dinero con el esquema y pretendían que no se corte.
En sus stories, Isaías compartía presuntos comprobantes de pago que realizaba, mensajes de gente cercana que le daba su apoyo o fotos de teléfonos celulares que tenía en su mesa de trabajo, con los cuales decía operar para poder restituir el capital. También tenía tiempo para hacer canjes: alguna vez compartió fotos de una hamburguesería que le mandó comida, o de una moto que quería sortear entre sus seguidores. Hasta se dio el lujo de festejar su cumpleaños.
Del otro lado, los damnificados compartían las capturas de pantalla de las decenas de mensajes que le dejaban para rogar que les devuelva la plata. Según podían reconstruir, era selectivo Isaías en ver a quien le devolvía la plata.
Mientras tanto, desde la Justicia monitoreaban todos los movimientos que hacía. Tenían localizados una serie de puntos por los que iba rotando. Eran domicilios donde le prestaban conexión a internet. Otro, donde creían que compraba droga. Estaban a la espera de ver dónde cometía un error.
Y este lunes finalmente cayó en Ezpeleta, en la casa de un amigo donde había ido a conectarse a internet, según confirmaron fuentes judiciales. Además del «Lobo» quedó aprehendido Tomás Lavalle (21), que habría sido una de las personas que le prestó sus billeteras virtuales a Isaías para que opere.
Al momento, la Justicia tiene unas 70 denuncias recibidas, de las cuales apenas unas 16 fueron ratificadas en sede judicial. Es decir, comentar ante los fiscales lo mismo que se denunció vía web judicial. Muchos de los presuntos damnificados no respondieron para ir a presentarse a la sede, aunque se espera citar a todos los denunciantes antes de fin de año.
Caballero iba ser indagado en el transcurso de este martes, mientras que su hermano, Sebastián, continuaba prófugo de la justicia.