En el penal de Rawson, Alan Schlenker repite una frase en varios tramos de una extensa entrevista con PERFIL: “La Justicia argentina es cartón pintado. Es un bochorno”. El exlíder de la barra brava de River, condenado por dos homicidios y detenido desde hace 13 años, asegura que es víctima de una “mafia judicial” que, según él, lo llevó a prisión a partir de causas armadas y testimonios falsos.
“Yo voy por la verdad y por la justicia y por mi inocencia y por mi buen nombre y honor”, sostiene, mientras detalla las irregularidades que –según él– lo llevaron a prisión. “En San Isidro no tuve un juicio justo”, escribió en su cuenta de la red social X, donde además publicó un video con audios y registros del juicio por el crimen de Mario Sanzi. “Un juez nunca le puede adelantar una respuesta a una testigo que está acorralada. Eso es prevaricato”, dice.
Además, asegura que en el juicio quedó claro que la hipótesis que plantea una venganza por un ataque que sufrió su hermano no cierra por ningún lado. “De lo dicho por las testigos Elizabeth y su hermana en el juicio, surge que el autor del homicidio intentó matarla a ella y no a Sanzi. En consecuencia, en el juicio quedó descartada cualquier hipótesis de venganza sobre Sanzi. Claramente, la destinataria de la acción homicida era Elizabeth, pero me condenaron igual”, dice.
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Schlenker recibió recientemente un respaldo internacional que apuntaló su lucha por la verdad: la Fundación Jeffrey Deskovic para la Justicia tomó su caso como primera experiencia fuera de Estados Unidos. Deskovic pasó 16 años preso por un crimen que no cometió y fue liberado gracias a una prueba de ADN. Ahora, junto al abogado argentino Fabián Camaño, presentó un recurso que cuestiona la condena por el crimen de Mario Alfredo Sanzi, dealer asesinado en Munro en 2001.
Sobre esa causa, Schlenker apunta: “Son dos cosas: falsas denuncias y lo cuestionada que está la Justicia de San Isidro. La denuncia por falso testimonio agravado cayó en Scapolán y él me la planchó. Ahí la mafia ganó. Los jueces buenos no tuvieron cabida en San Isidro”. Y agrega: “Yo te muestro a los jueces obligando a callarse a testigos cuando metían la pata o indicándoles una respuesta para que zafaran de sus mentiras. Un juez bajo ningún punto de vista puede hacer eso. Es inaceptable”.
El recurso presentado insiste en que la única testigo que lo señaló en el caso Sanzi lo hizo diez años después del crimen, tras verlo en televisión, en condiciones que la ciencia considera nulas para una identificación confiable. La especialista Deah Quinlivan, citada por la Corte Suprema de Estados Unidos, concluyó que el testimonio estaba viciado por factores externos: poca luz, observación breve y la fijación en el arma antes que en el rostro.
“Ellos leyeron la causa, les pareció un bochorno y presentaron algo con rigor científico, que es muy difícil de hacer”, explica Schlenker sobre el trabajo de la fundación estadounidense. “Soy el primer caso que Jeffrey toma en el exterior. Jeff me dio su palabra de que también se va a presentar en la Comisión Interamericana para defenderme. Esto es por la verdad, por la justicia, por mi buen nombre, porque la condena está casi terminada”.
Schlenker cumple condena unificada a perpetua por los crímenes de Gonzalo Acro (2007) y Sanzi (2001). Él mismo explica las consecuencias legales de esa unificación: “Si a mí se me borra la condena de Sanzi, mi perpetua pasa de 20 años a 35 por 2007. O sea que en todo caso sería todo perder. Lo único que gano es mi buen nombre y honor”.
En la entrevista, el exjefe de la barra de River insiste en la idea de persecución judicial y política. “A mí me llevan preso por lo de Sanzi el mismo día que yo había pedido declarar en lo de Acro. Armaron un show mediático. Fue una humillación total. Son una mafia y se cagaron de risa de la justicia, de la sociedad, de todo el mundo”, denuncia.
Desde Rawson, donde está detenido desde 2018 tras pasar por siete cárceles, Schlenker reconstruye sus días: “Pedí un traslado, me lo negaron y se vino mi mujer a vivir acá. Se me fue la vida, pero estamos siempre luchando”. Schlenker reconoce que mantiene contacto con otros condenados que aseguran haber sido víctimas de fallos arbitrarios, como Carlos Carrascosa. “La Justicia es un desastre, es cartón pintado. Es muy evidente”, repite.
En redes sociales, donde suma más de 50 mil seguidores en X y 83 mil en Instagram, busca sostener su versión. Allí difundió un video con fragmentos del juicio oral que, asegura, prueban las irregularidades del proceso: “Si una testigo falsa tartamudea y se contradice, la jueza no puede concluir que fue elocuente y contundente. Eso es prevaricato. Cuando el Poder Judicial actúa de esta manera, estamos todos en peligro”.
Schlenker reconoce que es difícil pelear contra el Poder Judicial. Pero insiste: “Jeff no sabe lo que es la Justicia argentina. Ellos van por la ley, por el derecho y por las pruebas, pero el debido proceso en Argentina no existe. Así funciona la Justicia argentina: cartón pintado”.