El violento episodio que sufrió Luis Ventura luego del partido entre Central Ballester y Victoriano Arenas sigue sumando repercusiones. El periodista y director técnico fue agredido con una piña en la cabeza al salir del campo de juego, en medio de los disturbios que siguieron al empate 2-2 por el torneo de Primera C.
Ahora, el autor del ataque fue identificado por las autoridades y, tras ser apuntado, decidió romper el silencio para contar su versión y pedir disculpas públicas. “Soy consciente de que lo pude haber matado, pero no me di cuenta de que era él”, declaró en diálogo con Net TV.
“Quiero pedirle perdón públicamente. Estoy muy arrepentido”, agregó, en un intento de explicar lo ocurrido y asumir su error. Según relató, su accionar fue producto de un impulso al ver que presuntamente agredían al arquero de su equipo. “Vi que el alambrado estaba caído, que a nuestro arquero le estaban pegando entre cinco, y entré. Lo vi a él con una silla y pensé que me iba a pegar. Fue un reflejo, no lo pensé”, se justificó.
El agresor negó ser parte de la barra brava y aseguró ser simplemente hincha y socio del club. También insistió en que no tiene antecedentes violentos ni vínculos con ningún grupo delictivo. “Toda mi familia es laburante, no somos un clan ni mucho menos. No practico boxeo ni nada. Pero me hago cargo de lo que hice. No me justifico”, afirmó.
En ese sentido, también aceptó las consecuencias que le esperan por su accionar: “Me merezco el derecho de admisión, no voy a entrar más a la cancha. Y lo acepto, porque me corresponde”, declaró. “Le pegué a alguien que no tenía nada que ver. No conozco a los dirigentes, ni cómo se maneja el club. Yo solo voy a la cancha a ver al equipo que sigo desde chico, gane o pierda”, completó.
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La agresión a Luis Ventura en Central Ballester dejó tela para cortar
El hecho ocurrió mientras Ventura abandonaba el campo de juego con una silla en la mano, luego de que se desatara una serie de incidentes con barras de Central Ballester que invadieron la cancha. El golpe lo dejó tirado en el suelo y debió ser hospitalizado por el impacto recibido en la cabeza.
Días después, la AFA clausuró la cancha de Ballester hasta fin de año y suspendió provisionalmente a once jugadores -cinco del equipo local y seis de Victoriano Arenas-, quienes deberán presentar sus respectivos descargos ante el Tribunal de Disciplina.
El episodio expuso, una vez más, los problemas estructurales del fútbol de ascenso y la necesidad de tomar medidas para erradicar la violencia en las canchas. Aunque las sanciones oficiales ya comenzaron a aplicarse, lo cierto es que los hechos dejaron una marca difícil de borrar tanto para los protagonistas como para los hinchas que solo desean ver a sus equipos jugar en paz.
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