SOCIEDAD
El asesinato fue ordenado por un preso y ejecutado por otros tres. La víctima fue incinerada en un basural de la capital.
Cuatro hombres fueron condenados a prisión perpetua por asesinar a Daniel Coria, un crimen ordenado desde la cárcel de Cruz del Eje. La Cámara 6ª del Crimen y un jurado popular hallaron culpables a Pablo Silva, Matías Palacios, Carlos y Héctor Figueroa. El homicidio fue calificado por promesa remuneratoria y concurso premeditado de dos o más personas.
Silva estaba detenido en Cruz del Eje y fue quien organizó y encargó el asesinato, según consta en el expediente. El móvil fue un ajuste de cuentas por viejas diferencias con Coria, según la hipótesis de la Fiscalía. El crimen se consumó en un basural de barrio Parque del Este, donde incineraron el cuerpo para borrar rastros.
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Una ejecución pactada y condena unánime
Palacios contactó a la víctima por Facebook, simulando una oferta laboral, para llevarlo a la trampa. Los hermanos Figueroa ejecutaron el asesinato con arma de fuego, según indicios periciales. El fiscal Martín Berger pidió prisión perpetua y el jurado avaló su pedido por unanimidad.
Silva y Palacios serán trasladados a una cárcel federal de máxima seguridad por orden del tribunal. La medida busca evitar que sigan delinquiendo desde prisión, hasta que Córdoba inaugure el Cemax. Este caso vuelve a poner en evidencia el deterioro del sistema carcelario y el rol de los presos como gestores del delito.
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El crimen de Coria se suma a una larga lista de delitos que nacen dentro de las cárceles provinciales. Mientras los ciudadanos viven con miedo, hay presos que siguen operando desde celdas que debieran contenerlos. La Justicia actuó, pero la pregunta es por qué el crimen se pudo encargar desde un penal y nadie lo impidió.
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