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Reproches, impotencia y euforia: Boca y los sentimientos cruzados

Reproches, impotencia y euforia: Boca y los sentimientos cruzados

La gente se expresó con cantos hacia los jugadores por el dolor de la eliminación de la Copa Libertadores. El gol fue de Milton Giménez, pero el futuro del entrenador Fernando Gago sigue siendo incierto.

El termómetro que mediría el ánimo del público de Boca lo iban a determinar las reacciones que tuvieran los hinchas desde temprano, cuando los jugadores fueran apareciendo en el campo de juego. 

La diferencia con lo que sucede habitualmente fue que el plantel no realizó la entrada en calor en la cancha, y la efectuó en un gimnasio interno. Los únicos que aparecieron en soledad fueron los arqueros, Marchesín y Brey, para hacer los trabajos precompetitivos. La gente, en ese momento, no había llegado en su mayoría, y se escucharon aplausos tibios.

El que más rechazo generó en el momento que por los altoparlantes se anunció la formación titular fue Rojo. El defensor, además, fue silbado en algunas ocasiones cuando tenía la pelota. 

La tribuna central se expresó por primera vez en contra del equipo, algo que no venía sucediendo, debido a que las respuestas más enérgicas llegaban desde el sector de plateas. «Hoy vinimos a ver a Boca, que en la Copa nos falló. Con la hinchada no se juega, la p… que los parió», fue el primer canto que se escuchó.

Y fueron más allá: «Con la camiseta de Boca ganar o morir», y «La camiseta de Boca se tiene que transpirar». Las melodías sonaban mientras el director técnico, Fernando Gago, cruzaba la cancha con la mirada en el césped. 

El malestar era generalizado, y el resto de los que estaban en el estadio se sumaron de inmediato a lo que se oía desde la segunda bandeja. El partido se inició y el local fue el que buscó tener el protagonismo. El gol llegó rápido para Boca, cuando apenas habían pasado ocho minutos: Milton Giménez convirtió de cabeza luego de conectar la pelota por un rebote del arquero Broun.

El festejo trajo tranquilidad, y sirvió para apaciguar el ambiente. Cavani fue otro que levantó a la gente, pero por dos acciones que recordaron la chance que desperdició ante Alianza Lima. El uruguayo intentó rematar al arco y le erró a la pelota en ambas.

Los rosarinos tomaron otra actitud en la segunda parte, y se adelantaron más en la cancha. El ingreso de Giaccone le dio más profundidad, y en varias ocasiones estuvieron cerca del empate. 

Boca no renunció al ataque y también pudo aumentar la diferencia, pero el cansancio de algunos jugadores se empezó a notar. En ese aspecto, el autor del gol pudo marcar el segundo, pero no llegó a empujar la pelota luego de una jugaba combinada con Cavani.

La noche se fue perdiendo con la ansiedad por un nuevo festejo, y con el dolor interno por haber dejado escapar otra oportunidad en el plano internacional. Boca sufre y delira al mismo tiempo.

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