Jugó en la Bundesliga, se retiró a los 25 años y fue parte del atentado a las Torres Gemelas.
El 11 de septiembre de 2001 marcó un antes y un después en la historia mundial, dejando un profundo dolor en miles de habitantes del planeta tierra. Entre los múltiples hechos ligados a ese trágico día, destaca la decisión de Nizar Trabelsi, un talentoso exjugador de fútbol que, a sus 25 años, abandonó su carrera deportiva para unirse a las filas de Al Qaeda.
Este grupo, tristemente reconocido por los atentados que costaron la vida a más de 3.000 personas, no solo alteró la seguridad de Estados Unidos, sino que también sacudió a todos los países del mundo. Aunque debilitada por operaciones militares y la pérdida de figuras clave, la organización mantiene su influencia en la actualidad.
Nizar Trabelsi y su imponente historia
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Trabelsi fue absuelto de los cargos en 2022.
Trabelsi, nacido en Túnez, tuvo una breve, pero destacada carrera en el fútbol profesional, especialmente en la Bundesliga alemana entre 1989 y 1994, defendiendo los colores de Düsseldorf y Wuppertaler SV.
A pesar de su prometedor futuro, tomó una decisión radical a los 25 años, abandonando su trayectoria futbolística para unirse a Al Qaeda. Su cercanía con Osama Bin Laden lo llevó a participar en diversas operaciones, incluyendo su primera misión en Afganistán, donde contribuyó a la destrucción de los icónicos Budas de Bamiyán en 2001.
Más tarde, Trabelsi estuvo implicado en un complot para atacar la base militar de Kleine-Brogel en Bélgica, aunque este plan nunca llegó a concretarse. Sin embargo, dos días después de los ataques del 11 de septiembre, fue capturado en Bélgica durante un operativo que desarticuló una célula vinculada a Al Qaeda.
En 2003, fue sentenciado por conspirar para perpetrar un atentado en territorio estadounidense y posteriormente extraditado a Estados Unidos.
Sin embargo, en un giro inesperado, un jurado de Washington D.C. lo declaró no culpable en 2022 de los cargos relacionados con conspiración y uso de armas de destrucción masiva. Como consecuencia, Bélgica fue obligada a compensarlo por los años que pasó encarcelado.
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